luego de 6 días maravillosos en Göreme, donde cargué energías, me divertí en los toboganes de la piscina del Göreme Camping, conocí gente y personajes interesantísimos, cada cual con sus rollos, ilusiones y ambiciones.
Ashkaran, un Iraniano que creció en Cyprus, que como Tom Hanks en aquella película atrapado en un aeropuerto, no sabe aún a donde ir con su mochila y su carpa. A Iran no puede, ya que allí le esperaría el servicio militar por dos años en circunstancias no tan favorables. A otros países no puede viajar por falta de visa, la cual para los Iraníes no es tan fácil adquirir. Está en stand by viajando de mochilero, lleno de energía positiva y con la ligereza de uno que lleva a cuestas solo un cuarto de siglo de vida.
Jack y Cameo, una pareja, el australiano, ella neozelandesa, recorren el mundo y conocen prácticamente ya todos los continentes. Las historias de viaje que compartiera Jack dan material para una novela, trágico-cómica, interesante y llena de optimismo y alegría.
Piotr y Ola, una pareja polaca de cicloviajeros, recién casados, llevan como yo tres meses viajando y han recorrido caminos parecidos a los míos. Su viaje pero lo han planificado por nada menos que tres años con la ambición de llegar a Australia. Los seguiré en su blog, ya que promete mucho y tengo mucha curiosidad como alguien que viaja por tres años vuelva a la vida “normal” o se quede en este fantástico mundo del viajero.
Enfín, fue una estadia placentera, de campamento y de reposo. Por las calles de Görreme, que por su carácter netamente turistico me hizo recordar mucho a El Calafate en Argentina. Por esas calles ya me movía con ciertos automatismos, la camarera del puestito donde solía ir a tomar mi cafe turco ya me reconocía y sin preguntarme me lo servía, con dos azucares como suelo beberlo, el vendedor de vino me reconoció por la calle y me saludó con reverencia.
Döne, una amable propietaria de un café me dijo de por que no me quedo a trabajar con ella, y sin analizarlo si era dicho en serio o en broma, cambié argumento enseguida, cortando esa tentación de raíz, y volviendo a pensar a mi viaje que falta aun bastante para finalizarlo.
Y mañana seguirá, en el segundo día luego de mis cortas vacaciones, en dirección del Mar Negro el cual espero alcanzar en unos 4 o cinco días.
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