Por que los hombres, igual que en mi país, Argentina, se saludan con un beso.
Por que tiene la calidez musulmana sin ser un país religioso.
Por que tiene un ambiente de Jazz y Ethno Jazz con componentes folkloricos, de renombre mundial.
Por que la gente es linda y mayormente delgada.
Por que entre todos los países que recorrí, tiene la cocina mas variada, con productos netamente locales y con los sabores y condimentos mas exquisitos que jamas haya probado.
Por que las mujeres viven a la par de los hombres y toman parte en la vida social.
Por que son curiosos, conversadores sin ser penetrantes.
Por que nunca me preguntaron de que religion soy ni si estoy casado.
y mientras hago un elenco de estos puntos, me hallo sentado en un recreo al costado de la ruta. Luego de una siesta retomo el camino. La temperatura es elevada. La ruta por suerte esta mayormente arbolada por lo cual me vengo protegiendo del sol. Veo un punto panorámico desde donde puedo sacar una foto con una imagen amplia del Cáucaso. Disparo tres fotos diferentes, me doy vuelta, y veo pedalear hacia mi dirección a un ciclo viajero. Goudrian de Gales. Su nombre y origen lo descubro al rato de habernos conocido. Nuevamente tengo un compañero de viaje. Por cuanto y hasta donde no se sabe, pero no mas allá de Baku, ya que el termina su recorrido allí. Es un instante y pegamos onda. Su frecuencia de pedaleo y su predisposición a hacer varias postas es idéntica a la mía. Llegamos a la ciudad de Cabala (o Kebele) sin saber donde alojarnos. Los hoteles son todos lujosos y a precios imposibles. La penúltima carta es la de preguntarle a alguien, si sabe donde encontrar una pensión económica, dejando la posibilidad abierta que nos ofrezcan una casa privada con ducha y cama. El primer taxista me pide un minuto, hace una llamada telefónica y ya estamos en una casa. Vacía, solo con unas camas, mesa sillas y algo de vajilla. Nos cobran, no poco, dejan la llave y nos desean una buena noche. Con Goudian hablamos de todo un poco, sobre todo de la magia de viajar en bicicleta, de países remotos, de religión y sobre la felicidad. A su pregunta si ya la he encontrado, visto que es el motivo de mi viaje, respondo que no. Encontré satisfacción y creo que sea ya un gran paso adelante. Voy creyendo que la felicidad es algo parecido como las bajadas en bicicleta. Te refrescan, te dan descanso, pero duran menos que las subidas, y sin las últimas no hay las primeras.
En fin, terminando estas lineas me encontraré ya escribiendo las próximas.
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