One other please!
Köszönem!
… mas no recuerdo, y no obstante no habían pasado las 2AM en ese bar de Budapest me di cuenta que ya no estoy para ciertos bailes, y mucho menos para largas pedalearas al día siguiente.
Fue una suerte que el albergue de anoche me pedía demasiado para quedarme una noche mas en Budapest, así que esta mañana con algo de dolor de cabeza cargue mis alforjas y me puse en camino hacia el sur, rumbo Szeged, (la ultima ciudad Húngara antes de la frontera Rumana.) Esta dista a 230 km por lo cual me he dicho, 40 kms hasta un camping que vi en el mapa le pongo. Si debieran ser 45 llegaría mas bien a las puertas de San Pedro.
La salida de Budapest fué mas relajada (no obstante el mucho trafico) que lo imaginado, y sobre todo que la entrada por el norte dos días atrás.
Llegando a los 40 km mentalemente programados el destino se iba alejando en mi GPS obligándome a cerrar los ojos y juntar coraje. De hecho resultaron ser 55. La llegada a este camping o mas bien granja estaba marcada por la incertidumbre ya que no había reservado y ni siquiera sabía si estuviese abierta.
La propietaria de la granja, una señora Finlandesa casada con un Húngaro no se encontraba en casa, pero si una cocinera y un grupo de estudiantes finlandeses con su maestra, la cual hablaba algo de inglés. Fue ella quien me dijo, metete donde quieres, allí está la sauna, ahora vamos todos, los baños están por allí, y el agua por allá.
Tenés hambre? me preguntó, y le dije que no se me acerque que le muerdo un brazo!
Así justamente estaban todos en la mesa comiendo y ahí caí con una buena bienvenida y mucho mas emocional de lo que se pueda esperar de los finlandeses. Todos muy simpáticos y así estamos reunidos en una mesa charlando del que mas y del que menos.
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