Fue otro día sofocante con una condición física media y con una cierta monotonía de ruta. No se puede decir que el paisaje fuera monótono, ya que varía entre una cuesta y la próxima, entre un vale y el próximo. Fue un día que pedaleaba evitando todo tipo de contacto social. Al pasar por poblados, bajaba la vista, concentrándome en mi rueda anterior y el asfalto. No deseaba recibir cortesías ni saludos, no quería responder por enésima vez la pregunta de donde vengo ni a donde voy. Deseaba estar solo, pasar por desapercibido.
Tan es así que en el altiplano con pocas ondulaciones la soledad que tanto deseaba pasó a ser un peso. La monotonía me aturdia, motivo por el cual decidí encender por primera vez mi iPhone y ponerle un poco de música a mi pedaleaba. Sin ninguna selección musical, simplemente usando el Random del iTunes el cual con cada canción que iba pasando me iba despertando reminiscencias, recuerdos y transportando al pasado, cargando mi estado emocional con cuestiones y preguntas, análisis de cosas y remordimientos. Estas viajaban mas rápido de cuanto mis piernas pudieran pedalear. Una situación que me llevó a explotar mientras el viento iba secando lagrimas.
Pienso que la mochila no esta aun vacía, y el vaciarla es el objetivo en esta búsqueda de felicidad. No es cuestión de negar el pasado pero es cuestión de disfrutar el presente. Es todo un desafío.
Mañana sera otro día.
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