El primer encuentro interesante del día fue en Ünye mismo, con una pareja alemana de ciclistas provenientes de Dresda y con destino Taiwan o Australia, no recuerdo. Tampoco recuerdo el nombre y como ya me haya sucedido en estos momentos de sorpresa, de encuentros agradables pero cortos, al costado de una ruta, a raíz de intercambiar muchas informaciones en poco tiempo, me olvidado de eternizar el momento en una foto.
Que tal? de donde vienen? a donde van? como les esta yendo? que ruta han hecho? se encuentran bien con las bicicletas? Como se manejan con el agua, cuantos kms hacen por día, etc etc. Son estos los clásicos diálogos al costado de una ruta, breves, llenos de curiosidad pero cada cual ya con su planificación del día armada y por ende, pocas veces se da una pedaleada conjunta tal vez por algunos días. Diferente será, si encontrara otro llanero solitario.
El segundo encuentro fué en el pueblo de Yaliköy. Un señor de unos 70 años, oriundo del lugar y el mecánico del pueblo, fue taxista en Alemania por mas de 15 años, por lo cual hablaba alemán bastante bien. Aparte de ser mecánico es el editor de un diario mensual, para el cual he posado y en la próxima edición saldrá mi foto con una corta entrevista que me hiciera, en la cual elogié su país y su región, pero critico y lamento mucho, el poco respeto por el medio ambiente que tienen, y la infinita cantidad e basura que veo por todos lados sin excepción. Es esto un problema que ya me causa disgusto y 5 semanas de Turquía lentamente me van alcanzando. Hoy no encontré un lugar donde poder parar con la bicicleta y sentarme a relajarme, tomar algo y comer, sin ver basura. Ni en sudamerica ví una cosa semejante.
El tercer “Highlight” del día de hoy es de leyendas. Pasando el Cabo de Jasón y su iglesia (vease fotos) me encontré con la siguiente leyenda:
La historia de Jasón está ligada a la de los Argonautas, pues él era su líder y con ellos fue hasta Colehis, en el mar Negro, abordo del Argo, superando grandes dificultades hasta conseguir el Vellocino de Oro.
Jasón era hijo de Esón y Filira. Su padre era el rey de Jaleo, en Magnesia, pero tras la muerte de su padre, Creteo, su hermano Pelias se hizo con el poder aunque el heredero era Esón. La madre de Jasón no confiaba en Pelias y organizó un falso funeral por su hijo. En realidad se llevó al pequeño de la cuidad y se lo confió al centauro Quirón, que ya había educado a varios héroes. Pelias había sido advertido por el Oráculo de Delfos para que tuviese cuidado con un descendiente de Esón que llevase una sola sandalia.
Tiempo después, cuando Jasón regresó a jaleo tuvo que superar un río. Cuando se disponía a hacerlo, una anciana le pidió que la ayudase a cruzar y así lo hizo, aunque perdió una de sus sandalias mientras iba por el agua. La anciana era la propia diosa Hera, protectora de Jasón, que quería vengarse de Pelias. Con un pie desnudo se presentó ante el rey, motivo por el que supo de inmediato quién era. Pelias pensó que si lo mataba, violaría las reglas sagradas de hospitalidad y tendría al pueblo en contra, dada la popularidad de Jasón. Así, le prometió el trono si le traía el Vellocino de Oro, la piel del carnero sobre el que habían volado Frijo y Hele hasta Colehis. Se trataba de una tarea imposible, así que Pelias pensaba que el joven no sobreviviría a la aventura.No obstante, el Oráculo de Delfos sí creyó que Jasón lo conseguiría y le mandó construir un barco, llamado Argo, y reunir a 50 héroes para que le acompañasen. El Argo partió y tras numerosas aventuras alcanzó Colehis. Jasón pudo tomar el Vellocino de Oro gracias a la ayuda de la princesa local y hechicera Medea, que se había enamorado de él. Tras muchas otras aventuras, Jasón regresó a casa con la misión cumplida.
Pelias, el usurpador, no se rindió fácilmente, pero la intervención de Medea hizo que fuese asesinado por sus propias hijas, atrocidad tras la cual Jasón y su amada se establecieron en Corinto como huéspedes del rey Creón y tuvieron tres hijos. Durante muchos años vivieron en paz y armonía, hasta que Creón decidió ofrecer a Jasón la mano de su hija Glauce, con lo que así se haría rey. Fue sencillo deshacerse de Medea porque su matrimonio no era válido en Corinto, al ser extranjero. La hechicera montó en cólera y asesinó a Glauce, Creón y a sus propios hijos, tras lo cual huyó a Atenas.
El infeliz Jasón permaneció en Corinto tras la marcha de su esposa, mujer con mucha más personalidad y a la que había traicionado a pesar de la ayuda que le prestó en sus más importantes logros. Así permaneció hasta la vejez, recordando los viejos tiempos gloriosos con los Argonautas. Finalmente murió al desprenderse un trozo de madera del casco del Argo, junto al que pasaba los días enteros recordando. Quizá fuese el mejor final para Jasón, un héroe sin demasiado carácter. Sin el apoyo de Hera y de Medea nunca habría conseguido llegar demasiado lejos.
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