A veces, el solo hecho de pedalear, sudar, luchar por llegar a un destino, a veces el mero hecho de estar ocupado , le brinda un reposo al pensamiento. En pocos tramos te relajas pero disfrutas de lo mejor que aún está por llegar. Alcanzar el destino luego de un día agotador es un premio que no tiene precio. Esto le sucede a cada ciclo viajero por igual. Y cuanto mayores los obstáculos, mas grande la recompensa. Parece ser a imagen y semejanza de la vida misma.
Habiendo dejado la base del Grande Cáucaso y arrimándome al Cáucaso Oriental, el paisaje se hace mas árido, lo que requiere una logística particular y bein pensada. La partida es con el amanecer y hasta el medio día, para luego de un reposo, a partir de las 4PM retomar la ruta hasta el destino siguiente.
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