Así cada cual busca un pero. Así cada cual se convierte en observador y no en protagonista. Así cada cual le pasa la carga al próximo y nadie se hace cargo. Argentina? Uh que país, que potencial, si no fuera por la mediocridad de su gente, por sus idealistas y activistas. Como si yo nunca hubiese tenido un lazo con ese país, una responsabilidad, una complicidad.
Bulgaria? Bueno, hacer un análisis luego de una semana es imposible. De este país he visitado solo la región de Dombruja, actualmente la de Varna y próximamente la de Burgas, es decir solamente su litoral marítimo. Es cierto, noto que la gente no ríe, o ríe muy poco. 46 años de comunismo y totalitarismo ha dejado también en este país sus heridas. Mientras en otros países detrás de la cortina de hierro en los años 89 y 90 se han producido cambios radicales, en Bulgaria simplemente se cambió de nombre al partido camunista, convirtiéndolo en partido socialista. Se aceptaron elecciones democráticas pero con una oposición aun inexistente, todos los miembros de la “nomenclatura” han sabido aferrase al poder, hacerse de bienes estatales, aprovechar los contactos comerciales acumulados durante la dictadura, creando así la nueva oligárquia, justamente por aquellos que hace 4 décadas (o sus padres) han querido combatir.
Esa es la hipocresía en la cual siempre han caído los gobiernos comunistas, pseudo socialistas, populistas y autoritarios. Abran los ojos, jóvenes que se jactan de revolucionarios, usen los sentidos y la razón, ustedes que enarbolan las remeras del “Ché”. Viajen y piensen.
Esta gente arruinó al país, no solo durante 46 años, también enmascarados, en las dos décadas siguientes, llevando a Bulgaria, a ocupar el primer puesto en el ranking Europeo de corrupción. Y si sobreponemos el mapa mundial del indice de corrupción con aquel de la pobreza veremos unirse los colores a una tinta única sin pero cambiar sus límites.
Mas alla de la belleza de los paisajes, que es subjetivo, he podido observar un mayor cuidado por el medio ambiente que en Hungría y Rumania. Casi no he visto basura a la vera del camino ni en las playas. Las rutas están en bastante buen estado y el tráfico es considerado. Las calles se han convertido en el cementerio de autos de los otros países desarrollados europeos, haciendo un buen negocio y deshaciéndose del fierro viejo. Bulgaria ha apuntado a las energías renovables como pocos otros países, y no llamaría la atención si en el 2020 este país podrá ser un ejemplo europeo en este campo.
A continuación algunas imágenes de la ciudad de Varna.
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