Pienso que habrán sido 80 días Tage en los cuales el viento, algunos días mas fuerte que otros, me soplara de espalda y me ayudara a avanzar. Bueno, hoy Eólo se cobró tal bendición de las semanas pasadas y me presentó un desafío importante, con vientos fuertes y ráfagas mayores aun, siempre de frente o de lado que han hecho si, que el día de hoy haya sido un verdadero desafío.
Mientras cruzaba Pinarhisar un poblado pujante con los mayores empleadores, una cementera y el otro el ejercito turco, me frena un motociclista y diciéndome algo que no entendí pero cuya sonrisa supe interpretar, abre su cofre y me aprieta una botella de zumo de peras en la mano, me desea un buen viaje y acelera hasta perderse detrás del horizonte. Otro anciano me hace ademanes de parar a lo que con semejante viento no me costó mucho, me preguntó las clásicas de preguntas, de donde vengo y a donde voy, y con algunas palabras quebradas de alemán me cuenta su historia resumida y me canta una canción folclórica alemana que desde mi infancia no oía mas. Así son las historias de ruta.
Retomé la lucha contra el viento y viendo la hora y la velocidad promedio que venia llevando me iba haciendo a la idea de llegar a Vize, una ciudad pequeña, 20 km antes de mi destino planificado que era la ciudad de Saray. Dicho y hecho, entro en el pueblo y me paro en el primer lugar de comidas rápidas que encuentro. Me como una buena porción de Donner con medio litro de Ayram (era ya mi 3era ración de hoy) y me informo con los empleados del puesto de comidas por un alojamiento accesible en el pueblo.
Gökhan, Metin y su madre atendían el puesto de comidas.Hemos entablado una conversación usando los respectivos celulares y google translator, mas ademan que viene, risa que va, quedamos en que me iría a duchar al alojameinto y luego, alas 8.30 PM nos encontraríamos en la plaza del pueblo. Ellos querían mostrarme el centro y agasajarme como visitante.
Con puntualidad nos encontramos en la plaza donde tomamos juntos un çay y me pesentaron varios amigos y conocidos, entre ellos el gerente de este recreo y de una feria americana donde vendían ropa para beneficio de niños de pocos recursos. De repente este señor me trae un plato con bocadillos y un jarro con Ayram para que los pruebe. Ni los bocadillos ni la bebida me han dejado pagar y la chalina que me compre (por que la necesitaba y por beneficencia) tampoco esta me querían dejar pagar, pero me puse firme y lo hice. Es una sensación casi mediocre, el querer compensar tanta incondicional hospitalidad con dinero ya que lo que venía recibiendo no tenia precio alguno.
Hemos terminado la noche en una cafeteria simpática con otros amigos de estos chicos, yo pudiendo jugar a Tavla (Backgammon) y obviamente ganando. Y por último, una vez intercambiado datos, cuentas de Facebook y nuestras edades, quedamos de común acuerdo que podrían llamarme Papá o Tío.
Gracias a todos por el lid.
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